Por Anahí Gammoni – Marisol Mladjan – María del Carmen Gutiérrez – Melina Elena Corbalán – Agustín Ezequiel Argibay – Romina Goldin – Florencia Varas – Maximiliano Olivera – Antonella Scarpa – Matías Alagastín – Constanza Tévez Martínez – María Cristina Acosta (integrantes del equipo #aquiestoy) |
Facultad de Ciencias de la Salud UCSE – aguargibay7@gmail.com |
“Me desperté y el mundo era otro”. La oportunidad de escribir hoy se manifiesta como un modo de defensa ante un afuera que hace tiempo se torna amenazante en nuestra cotidianeidad. Nuestros modos de vinculación han cambiado: el mundo es otro y la única certeza que ofrece es la incertidumbre. Esta se volvió una constante y pasamos a desconocer el mañana, un mañana donde suceden hechos que de una u otra manera nos afectan directa o indirectamente ¿Cómo nos posicionamos frente a un escenario que fue irrumpido por un virus? ¿Quiénes seremos después de esto? Si bien son grandes los cambios que se han producido en estos meses, es importante remarcar que la salud mental se vio desplazada ante las noticias del avance de una pandemia que atraviesa el mundo entero, poniendo de manifiesto lo efímero de nuestra existencia. Recordándonos también que lo efímero no es solo una cualidad sino un intento de darle nombre a lo inefable de la vida. ¿Cómo sostener las prácticas Psi ante la inminente urgencia de encontrar alternativas médicas que frenen el avance del COVID-19? En este contexto, quienes veníamos trabajando con la subjetividad de la época, también nos vimos obligados a pensar cómo acompañar y sostener el vínculo con el otro, aun estando puertas adentro. El presente artículo se basa en las experiencias vividas durante el tiempo de aislamiento social, preventivo y obligatorio por el equipo #AquiEstoy, de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Para quienes estén del otro lado y aún no nos conocen, somos un equipo de profesionales de la salud mental y estudiantes avanzados de psicología que hace más de un año trabajan para dar respuesta a diferentes hechos y acontecimientos de malestar. El mismo se enmarca en el eje de responsabilidad social universitaria, espacio que conlleva la articulación de la extensión y la proyección social solidaria, como política universitaria. Desde entonces, el abordaje sostenido por #AquiEstoy ha incluido diferentes actividades en instituciones educativas, desde la promoción de salud mental, prevención de diversas problemáticas y posvención en casos de suicidio adolescente. Además de ello, se llevan a cabo guardias virtuales, mediante la comunicación por redes sociales como Facebook e Instagram. El equipo decide incluir en sus prácticas publicaciones/posteos diarios para la sensibilización y promoción de la salud, como así también ofrecer el espacio de consultas mediante mensajes privados con el propósito de brindar contención y arbitrar los medios para que, en caso de ser necesario, se pueda acceder a una consulta/tratamiento psicológico. La utilización de las redes sociales, en principio tuvo como propósito llegar a muchas personas, sin haber previsto, que en algún momento fuera el único medio posible de encuentro- contacto con otros. Nos lanzamos entonces a la iniciativa de crear y construir. Resolvimos utilizar las redes sociales como un medio de intervención para lanzar publicaciones afines al malestar que atravesaba a la comunidad. Propusimos, de este modo, un espacio para abordar la salud mental en tiempos de pandemia. Fue imperativo hacernos presentes en la virtualidad y acompañar en esta situación de urgencia subjetiva. Las publicaciones que difundimos se volvieron disparadores para que quienes necesitaran, pudieran contactarnos. Habíamos comenzado a hacer lazo. De este modo abordamos una diversidad de problemáticas destacando como motivos de consulta la ideación suicida, problemáticas intrafamiliares, violencia de género, bullying, depresión, entre otras. Siendo necesario entonces, reposicionarnos como equipo ante el incremento de la demanda recibida. Resulta menester destacar que inclusive quienes trabajamos en salud mental nos vimos atravesados, como cualquier otro ser humano, frente a lo inesperado. Aclaración necesaria frente a un imaginario que sostiene que los profesionales Psi no pueden verse afectados ante estas circunstancias. En el medio de este quehacer, desde #AquiEstoy nos topamos con el desafío de generar nuevos encuentros con el otro, hoy desde lo virtual como única posibilidad. Paradoja, si de posibilidades hablamos, cuando siendo un medio de comunicación, no podrá nunca suplir el encuentro real entre cuerpos, presencia necesaria desde etapas tempranas. En este sentido, lo que antes se presentaba como un puente en nuestra práctica, ahora resultaba hasta un enemigo para quienes sienten que las pantallas deshilvanan el deseo de encuentro con el otro. Sin embargo, el deseo de hacer lazo no se diluyó. Cuando lo que se pone en juego radica en la solidez de lo conocido hasta entonces, trastocando certezas e instalando temores, es menester celebrar las posibilidades actuales de comunicación donde la presencia cambia sus formas, pero no sus finalidades; ésta es y será imprescindible. La nueva modalidad de trabajo que tuvimos que adoptar y adaptar resultó un gran desafío. Los encuentros y des-encuentros también se sucedieron a nivel de la dinámica grupal; haciéndose manifiestas sensaciones tales como incertidumbre, desmotivación, desgano y temor. Se destaca, en este punto, la importancia del trabajo en equipo que resultó un andamio para todos los miembros. En este sentido, la contención, la escucha y el acompañamiento, presentes en nuestras intervenciones hacia afuera, se reforzaron también hacia el interior del equipo. Infinidades de perspectivas surgían al pasar los días, donde se transmitía la necesidad de reinvención, de distancia física pero no social, como así también de imperativos tales como “cuida tu salud mental”. Sin embargo, desde nuestro lugar surgía una inquietud: ¿cómo se acciona ante lo que irrumpe tan abruptamente?; acompañada de una cuestión ética: ¿qué prácticas son posibles de sostener? Pregunta que no dejaba de hacer mella en cada uno de los miembros y que sólo el estar transitando la experiencia nos permite mirar con otra lente y esbozar respuestas. Ante este nuevo escenario, nos enfrentamos con la compleja tarea de continuar pensando y trabajando con respecto al malestar subjetivo de aquellos que se encontraron en situaciones que los hacían más vulnerables, sumado esto a las vicisitudes que cada miembro del equipo pudo haber atravesado. No obstante, algo que siempre estuvo y está presente es continuar re-creando pequeños lugares que posibiliten hacer lazo, no dejar de crear un “entre” un entre-nos que aloje (aunque desde lo virtual) al otro y que lo habilite a expresar sus sentires. Fue fundamental entonces, sostener el lazo entre los miembros del equipo, y crear virtualmente formas, aunque sean mínimas, para llegar a los otros con este mensaje. Como profesionales promotores de salud mental consideramos que en este contexto ha sido y continúa siendo importante la construcción de andamios, como así también contar con un soporte que permita reinventar nuestras prácticas. Resulta preciso entonces, no dejar de lado la perspectiva ética y el respeto por la subjetividad que nos convoca a una revisión, reflexión y evaluación constante de nuestras acciones para lograr intervenciones posibles/eficaces en un escenario que sufre cambios permanentemente. Dar alojo inclusive desde lo remoto es una posibilidad que sostenemos, porque aún puertas adentro (al resguardo de un contagio por COVID-19), el sufrimiento psíquico se manifiesta. |