Por Lic. Mariela Creado Villarruel |
Facultad de Ciencias de la Salud UCSE – izoca24@hotmail.com |
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera la boca, ni un dedo fuera de la mano. Los caminos del viento. Eduardo Galeano Ideas Pensar, interrogar-(me), para poder poner por escrito y construir algunas ideas en relación a las dificultades que implica estar en grupo, me lleva a transitar por senderos de imágenes y un sin fin de frases y preguntas que se empujan y bailan en mi cabeza. Palabras e ideas construidas y prestadas de grupalistas que como yo han investigado la experiencia grupal y sus efectos; ideas que surgen de mi propia experiencia en grupos y como coordinadora, que no les he dado probablemente hasta hoy la posibilidad de transformarse, en el mejor de los casos, en un texto que (me) brinde algunas coordenadas sobre lo que implica estar en grupo en la época actual. Las personas no tenemos como Bachelard nos advirtió, noción de grupo, nacemos en grupo, vivimos en ellos pero no tenemos una representación de lo grupal. Podemos en un esfuerzo situarnos y dar cuenta de algunas experiencias que compartimos con otros/as, pero desde un sentir individual, nosotros en relación con los y las demás, no desde un sentir grupal. Este vivir en lo cotidiano en grupos sin tener representación de ello, ha obstaculizado hasta hoy conceptualizar sobre lo grupal, ya que por ejemplo durante muchas décadas no existió un significante que diera cuenta del hecho de vivir en grupo. La historia arroja evidencia sólida que los seres humanos siempre vivimos en grupo y sin embargo el estudio y las investigaciones sobre lo grupal son recientes y siguen siendo resistidas y en muchos casos del orden de lo impensado. “(…) señala Anzieu que las lenguas antiguas no disponen de ningún término para designar una asociación de pocas personas que comparten algún objetivo en común. ¿Qué quiere decir que no hay palabra? ¿Que lo no nombrado no existe? ¿Qué tiene un nivel de existencia por debajo de su posibilidad de representación? Para problematizar aún más esta interrogación, podría agregarse que, si bien un vocablo es construido para hacer referencia a una producción existente, los actos -en este caso tal vez sería más correcto decir los procesos de – nominación son piezas claves en las construcciones que realizan los actores sociales para producir sus “representaciones” de la realidad socio-histórica en que viven.” (Fernández, pág. 29, 2002) Velocidad Los hechos de la experiencia no son un pasaje directo a la construcción de ideas, es necesario problematizar las realidades, interrogarlas y alejarse del sentido común, de-construirlas en un intento de llegar a una idea construida y no dada. Interrogar los ropajes de la época actual, sus características y los efectos en las subjetividades se vuelve necesario en el intento por comprender algunas de las dificultades que implica hoy, estar en grupo. Los cambios que se han producido en los últimos setenta años con el avance del neoliberalismo, el surgimiento del mundo virtual y la globalización, han producido crisis en las instituciones (familia, escuela, estado) y nuevos modos de encuentro, estilos de vida, modelos económicos y comunicación. En lo económico la concentración de poder financiero y en las corporaciones, en detrimento de los intereses de las mayorías, sólo ha sido posible porque a diferencia de la era industrial, el neoliberalismo impone un poder mucho más sutil mediante un universo de significaciones que ordenan y disciplinan los deseos al poder dominante. Es eficaz porque establece ideas totalizadoras con carácter acrítico y a-histórico, que son repetidas de múltiples maneras y en todos los ámbitos por donde transitan las personas en su vida cotidiana, logrando producir consensos que modifican modos de sentir, pensar y vivir. Las lógicas meritocráticas que legitiman y valoran un sujeto competitivo, individualista y que no necesita de nadie, más que de su esfuerzo para lograr el éxito, son aceleradas e impulsadas por un amo sin rostro ni nombre, el mercado. El máximo valor imperante es el consumo, confundiendo así la necesidad con el deseo, lo que permite que nunca deje de girar el juego de oferta y demanda. Todo se compra, todo se vende, incluso los sujetos son en la serie de objetos que se ofrecen, uno más. La globalización y el mundo virtual si bien tiene múltiples usos que han permitido en diferentes ámbitos, producir avances que mejoran la calidad de vida de las personas, también produjeron un sujeto hiperconectado, que vive su cotidianidad sin pausas por ejemplo laborales, ya que puede continuar haciéndolo durante las 24 horas de su día, por mail, grupos de whatsApp o que establece y/o mantiene una comunicación rápida y permanente con otros/as a cuales puede ni siquiera haber conocido cara a cara. El tiempo es circular y gira a gran velocidad, impera el espacio de los no lugares, la carrera de solos y solas para alcanzar el éxito que se nos promete si nos sacrificamos y esforzamos, es la invitación cotidiana para lograr la felicidad que nunca se alcanza, porque siempre falta algo más por consumir para lograrlo. La sospecha puesta en el otro, que en tanto es diferente a mí se vuelve potencialmente peligroso; los otros virtuales con los que podemos mantener una comunicación permanente, sin salir de nuestras casas, sin dejar de trabajar, sin vernos cara a cara y esa queja permanente de sentirse solos/as, que paradójicamente manifiestan las personas hiperconectadas, son algunos de los ropajes de la época actual. En este contexto se vuelve un desafío tratar de producir dispositivos grupales como una alternativa, como resistencia, a un sistema globalizante, anónimo e individualista. Efectos Lo grupal es un campo complejo y es un desafío en la actualidad armar dispositivos que impliquen potenciar lo singular en una tarea compartida. La inexistencia de la representación de grupo en cada uno/a de nosotros/as que es además potenciado por las significaciones que imperan en la época actual, hace que pensarse con otros/as sea del orden del fastidio o pérdida de tiempo personal. Las lógicas del éxito alcanzado solo desde lo individual, el mandato de la satisfacción instantánea y exigencia de productividad permanente en términos del mercado nos entrampa en una carrera por no “quedar fuera del sistema”. Sin embargo el florecimiento de las denominadas economías populares, del “emprendedurismo”, como una estrategia de supervivencia ante los efectos de las políticas económicas neoliberales ha implicado en muchos casos salir de una posición individualista para enlazarse con otros y otras en la búsqueda de elaborar estrategias de resistencia para subvertir el orden actual. La complejidad de las problemáticas de las personas y/o familias que buscan ayuda en las instituciones públicas y privadas ha conminado a las mismas a pensar los abordajes de forma integral, con armados de equipos interdisciplinarios y fortalecimiento de redes. Estos “nuevos” abordajes institucionales continúan naufragando en respuestas fragmentadas, aisladas dada la fuerte resistencia, por ejemplo de los y las profesionales de abandonar el lugar hegemónico del trabajo individualista con una mirada anónima y fragmentada de las personas que consultan. Pausa El grupo es un campo complejo, un desafío, que supone la invitación a hacer una pausa, una interrupción del ritmo cotidiano, una invitación a un receso, que implica un retraimiento narcisista por parte del sujeto. Pausa; ni inercia, ni desidia, es más bien un detenerse, para escuchar(se) a los demás, para mirarlos(se) democratizando la palabra y ejercitando, como dice Percia (2015) la crítica; lo que implica realizar un esfuerzo en interrogar la propia manera de pensar, es decir una inflexión que desacomoda . Pensar lo grupal como un lugar alternativo y válido para el posicionamiento subjetivo, supone dislocar la antinomia singular-grupal. Borrar los recorridos singulares para imponer un sentido único, es un acto de violencia, hay que poder diferenciar y respetar las manifestaciones de las singularidades en una situación plural, Percia en su texto Transformaciones de la Subjetividad en los Años 80 y Encrucijadas de lo Grupal, recuerda a De Brasi y lo cita: “(…) ocuparse de la singularidad es distinto a fijarse en la individualidad. La singularidad, recuerda De Brasi, se practica. Y si la subjetividad es un posicionamiento, o (como diría Foucault) una ejercitación de uno mismo en el pensamiento; la singularidad es la huella que queda dibujada en el sendero de lo subjetivo. Es una posición realizada. Interrogarse sobre esta dimensión, en situación de grupo, no busca la detección simplificadora de lo personal, persigue -en cambio- el tanteo de su afectación. Cuando lo grupal conmociona al individuo ensimismado y lo arranca de su aislamiento, de sus idas y venidas, y lo sitúa fuera de lugar, ofrece la oportunidad para que esa relación de intimidad que une al sujeto con su deseo quede figurada, y no sólo desfigurada por lo que alguien piensa sobre sí mismo.” El grupo pensado como un espacio para decir cada uno y para escucharse y escuchar a los y las demás, vigilante de no borrar la diversidad ni aplastar las subjetividades, se vuelve un campo como dice Ana María Fernández (2002) atravesado por múltiples entrecruzamientos deseantes, institucionales, sociales e históricos. El grupo es un dispositivo; es decir, no está dado per se; tiene un espacio, un tiempo, un lugar, coordinación, objetivo y número de personas, un espacio institucional que ejerce efectos sobre él y un momento histórico, social y económico que será parte de los sentidos propios construidos por el grupo. Se necesita un dispositivo para que haya grupo, que posibilite las condiciones de producción, como un punto de partida que no trasforme las mismas en recetas universales que eliminen lo contingente y no dé lugar a lo impensado. La invención de dispositivos grupales como lo he descripto entonces, van a contramano de los imperativos que la época, es por ello tal vez que se nos hace tan difícil estar en grupo, sentirnos parte de un grupo, elegir lo grupal. Posdata Termino de escribir este texto mientras transcurre el noveno día de aislamiento social obligatorio en Argentina, en Santiago del Estero debido a la pandemia por covid 19, un día simplemente nuestra cotidianeidad estalló y el único remedio a cuatro meses de conocer este virus es el aislamiento social; y no puedo dejar de ver lo paradójico en el asunto de estar terminando este texto en este momento histórico y social excepcional. ¿Cuáles serán los efectos en la subjetividad de quienes estamos atravesando esta pandemia? ¿Se originaran cambios en los modos de vida y de producción económica y social en la post- pandemia? Luego del aislamiento social prolongado y obligatorio, que mientras escribo estas líneas, lo estamos transitando ¿Qué efectos tendrá en modos de hacer lazos? La desnaturalización de vivir en grupos, que emerge en el aislamiento y la imposibilidad del encuentro, del contacto físico, ¿tendrá efectos en los grupos? Termino este texto con un sinfín de preguntas, con sorpresa frente a lo nuevo y siendo protagonista de un momento que nos obliga para sobrevivir a hacer con otros y así hacer por otros, y las palabras de Galeano se empujan en mi mente ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera la boca, ni un dedo fuera de la mano. Bibliografía Anzieu, Didier- Martín J., La Dinámica de los Grupos Pequeños, Capítulo: Reseña histórica, Editorial Kapelusz, Bs. As., 1980. Bauman, Zigmunt y Testar Keith. La ambigüedad de la modernidad y otras conversaciones: Conversación 4 “Individualización y sociedad de consumo”, Paidós, Buenos. Airess, 2002. Fernández, Ana María. El campo grupal. Notas para una genealogía, Buenos Aires: Nueva Visión, 2002. Fernández, Ana María- Del Cueto, “El Dispositivo Grupal”, en Lo grupal 2, Editorial Búsqueda, Bs. As. 1985. Lipovestsky, Gilles, La era del vacío Ensayos sobre el individualismo posmoderno, Prefacio; Anagrama, Barcelona, 2002. Llapur, Fernanda y Oneto, Natalia Ficha de Cátedra Nº 1, El Campo Grupal: sus Obstáculos Epistemológicos, 1999. Percia, Marcelo Transformaciones de la Subjetividad en los Años 80 y Encrucijadas de lo Grupal. Revista Lo Grupal 7. Ediciones Búsqueda, 2015. |