Lucas Cosci |
Editor Revista Trazos – lucosci@yahoo.com.ar |
En la actualidad existe un gran número de revistas en línea que no están destinadas a lectores comunes de noticias. Son las llamadas revistas académicas o científicas, hechas por científicos y para científicos. En este sentido nos preguntamos, estas publicaciones, ¿constituyen una forma particular de hacer periodismo? La palabra “periodismo” está formada por el prefijo griego “peri” (que significa alrededor, en torno) y “hodos” (camino), más el sufijo “ismo” (que significa sistema, actividad, doctrina) El sentido de las dos primeras palabras es el de algo que ocurre a intervalos regulares como las publicaciones periódicas, sean diarios o publicaciones semanales, mensuales, semestrales o anuales. El diccionario de la real academia española define la palabra “periodismo” como “Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades”. Según esta definición cualquier publicación periódica que produzca información de cierto tipo encuadraría dentro de la categoría. Una de las características constantes de las revistas científicas es la periodicidad, además que, por su gestión editorial, son una actividad vinculada a la captación y tratamiento de un tipo muy especial de información: los resultados de la investigación científica. Llamamos entonces revista científica a aquella publicación periódica que ha sido producida, editada y difundida por expertos y para un público experto. Puede ser en medios gráficos impresos o digitales. Aunque en la actualidad la tendencia es a los medios digitales. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura define a la revista científica como: “publicación periódica que presenta especialmente artículos científicos, escritos por autores diferentes, e información de actualidad sobre investigación y desarrollo de cualquier área de la ciencia. Tiene un nombre distintivo, se publica a intervalos regulares, por lo general varias veces al año, y cada entrega está numerada o fechada consecutivamente. Su componente básico, el artículo científico, es un escrito en prosa, de regular extensión, publicado como una contribución al progreso de una ciencia y arte”. Históricamente la aparición de las revistas científicas es casi simultánea con el desarrollo de la ciencia moderna y de la imprenta, en el Siglo XVII. En 1622 se fundó la Royal Society en Londres y la AcadémieRoyale des Science llamada actualmente Académie des Science, en Francia. En sus comienzos difundían sus descubrimientos por correspondencia. Progresivamente comenzaron a sumar comentarios, juicios y evaluaciones. A partir de 1665 empiezan a circular en prensa los journals académicos, con la aplicación de la tecnología recientemente descubierta por Guttenberg. Las primeras revistas científicas fueron el “Journal de Sçavans” en Francia y el “PhilosophicalTransactions of the Royal Society” en Londres Al parecer fue la revista PhilosophicalTransactions la que 1752 inició el sistema conocido como “arbitraje”, que entonces consistía en un comité revisor para determinar si los artículos que recibían merecían ser publicados y de este modo preservar el prestigio de la publicación. Este sistema se generalizó en el Siglo XX y ha sido en la actualidad universalizado a todas las publicaciones que se precian de científicas. Es en la actualidad conocido como “juicio de los pares”, ya que son pares especialistas los que llevan a cabo la revisión del original, en general en la modalidad de “doble ciego”. Las revistas científicas “digitales” aparecen a principios de los noventas aparejadas a la expansión y popularización de internet. En un principio las revistas circulaban en una doble versión, impresa y digital. Con posterioridad, las versiones impresas han sido progresivamente dejadas de lado y han subsistido, en forma generalizada, las versiones en línea. En la actualidad son muy reducidas las publicaciones en papel. Existen múltiples estudios sobre las ventajas y desventajas del formato digital sobre el de papel. De cualquier manera, el potencial de expansión y distribución del formato digital es incomparable con el impreso, además de verse fortalecida la posibilidad de llegar a los lectores específicos. Encontramos actualmente un sinnúmero de redes, bases de datos y repositorios, en los que se alojan e intercambian las producciones de los científicos y esa es la principal razón por la cual es la preferencia de todos los editores. Finalmente, podemos concluir que hoy por hoy las revistas científicas digitales a la vez que son una forma especializada de hacer periodismo, constituyen la principal herramienta formal para la difusión del conocimiento científico, abren espacios de intercambio y de debate y han sido incorporadas a las rutinas y lógicas de investigación científica.
Bibliografía López Ornelas, Maricela; Cordero Arroyo, Graciela (2005), “Un intento por definir las características generales de las revistas académicas electrónicas”, Razón y Palabra, Febrero-Marzo 2005, Número 43, consultado el 7 de junio de 2016 de http://www.razonypalabra.org.mx/libros/libros/caracrevelec.pdf Mendoza, Sara; Paravi, Tatiana (2006), “Origen, clasificación y desafíos de las Revistas Científicas”, Investigación y Postgrado v.21 n.1 Caracas jun. 2006, consultado el 7 de junio de 2016 de http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-00872006000100003 |