Notas sobre Matrices de Aprendizaje y Configuración de los Sujetos

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Natalia Viviana Oliva

Docente de la Cátedra de Teorías y procedimientos de Análisis Grupal- Lic. en Psicología- UCSE- Integrante del Equipo de Orientación del GOE – naty_oliva@hotmail.com

Para introducir estas notas  es importante situar un terreno común, definir matrices de aprendizaje, que se entiende por configuración de los sujetos y cómo pueden operar los grupos operativos como técnica sobre las subjetividades.

Ana P. de Quiroga en su texto Matrices de Aprendizaje trabaja la configuración de los sujetos en el proceso de conocimiento, advierte que la posibilidad de existencia del sujeto como tal, está determinada por su capacidad de emerger de  los aprendizajes que se tejen en sus vínculos y relaciones sociales a partir de necesidades manifiestas desde su nacimiento. En otras palabras, las personas necesitamos de otros para devenir sujetos, somos seres esencialmente sociales. Es más, nos configuramos en una praxis transformadora, en una relación dialéctica mutuamente modificante al decir de Pichon-Rivière. En este sentido, no sólo somos una síntesis de nuestra trayectoria vincular y social sino también de nuestros aprendizajes.

La relación que las matrices de aprendizaje cumplen en la configuración del sujeto en el proceso de conocimiento está dada,  al decir de Ana de P. de Quiroga, desde el momento en que hemos ido construyendo modelos internos o matrices de encuentro con lo real, en esas primeras gratificaciones frente a las necesidades de la persona recién nacida. Esos modelos internos son personales y sociales, están en movimiento y son susceptibles de modificación, salvo casos extremos de patologías.  

El aprendizaje que podamos hacer nos va configurando como sujetos en un proceso que tiene continuidades y discontinuidades en el tiempo.  Cabe resaltar entonces que nuestro aprendizaje tiene su historia. Cada quien ha aprendido a aprender,  organizar y significar experiencias, sensaciones, emociones pensamientos, ha construido hábitos de aprendizajes y configurando una actitud hacia el aprendizaje,  ha construido sus matrices de aprendizaje, que si bien tiene sus singularidades no dejan de estar determinadas socialmente.

La matriz de aprendizaje es compleja y contradictoria. Incluye la forma en que aprendemos, un sistema de representaciones que interpreta el encuentro con el mundo, una hipótesis de quienes somos en ese proceso de aprendizaje, que lugar y que tarea nos cabe en ese proceso. Que está permitido y que no.

Las matrices de aprendizaje actúan desde lo implícito, de allí que actuemos muchas veces sin problematizarlas. Si las actuamos sin interrogarlas podemos estar limitando nuestra apropiación de lo real. Son las crisis las que rompen con la familiaridad encubridora, son ellas las que abren un espacio para revisar las matrices y –quizás- reconfigurar nuestra subjetividad. Es desde una reflexión crítica que se abre la posibilidad de nuevas formas de aprender a aprender, de constituirnos en sujetos del conocimiento (Ana P. de Quiroga).

Podemos afirmar entonces que las matrices  entendidas como estructuras internas, están ligadas a nuestra identidad ya que condensan nuestra experiencia y nuestra historia. Están determinadas por diversos factores, es decir están multideterminadas. Se constituyen en los ámbitos en los que se desarrolla la experiencia de aprender y de la modalidad particular con que estas experiencias se inscribieron en nosotros.

Haciendo hincapié en la configuración de los sujetos, es importante pensar como cada sistema social organiza materialmente la experiencia de conocimiento de los sujetos que la integran para garantizar su existencia y desarrollo. Cada sistema a través del proceso educativo en todas sus formas e instancias, procura gestar sujetos capaces de sostenerlo, en tanto se presenta como instancia socializadora. Y son las formas de las relaciones sociales,  la concepción de persona de mundo, del conocimiento en que estas relaciones se sostengan y legitimen, por la forma de conciencia social y por los intereses hegemónicos en esa estructura, las que afectan la plasticidad y riqueza  así como su mayor rigidez y estereotipia de las matrices de aprendizaje.

En este sentido nos  podemos referir a la familia como primer lugar de aprendizajes, de nuestro aprender a aprender y el ingreso a la institución escolar como ruptura con esos modelos de aprendizajes previos, en particular con esta. Y nos referimos a las necesidades del sujeto como fundamento de un proceso de exploración de lo real en busca de una fuente de gratificación. Ese proceso es el aprendizaje que va dejando sus huellas en el transcurrir de la vida.

Ejemplo

En el primario aprendí las sumas y las restas dibujando fichitas al lado de los números para luego contarlas y señalar un resultado. Pasado algunos años de esos aprendizajes,  recuerdo las molestias que me generaba no poder disponer de un soporte para efectuar los cálculos a propósito del pedido de trabajar con el pensamiento abstracto.

Recuerdo también haber visto a mi hermano menor en primer grado, dibujar las fichitas, pero luego de efectuar las operaciones matemáticas mentalmente, situación que nos generaba sonrisas en la familia ya que las hacía correctamente sin la necesidad de utilizar un soporte al lado de la suma y la resta. Frente a la pregunta de mi madre de porque las hacía si no le hacían falta, él contestó algo molesto, que porque la señorita quería que las haga, que si bien él le había explicado como hacía las sumas y restas, ella le insistió que igual debía dibujar las fichita como sus compañeros.

Creo encontrar en esta viñeta familiar  una práctica y en la comparación, elementos para pensar como un modelo de aprendizaje puede llegar a significar impotencia y sometimiento de un alumno, borrando singularidades, vaciando la experiencia, valorando y sobrestimando la metodología educativa quizás sacralizándola. Al decir de Ana P. de Quiroga, maestros/as como estudiantes van siendo enajenados de su necesidad y de su capacidad creativa, negados como personas pensantes. 

Nos queda por pensar a ese sujeto que se configura en el proceso de aprendizaje que puede responder a matrices acríticas, pero que también puede  interrogar lo real desde un pensamiento innovador fundado en cuestionamientos. Estamos hablando de la revisión crítica de esos modelos para modificar o dar lugar a otras matrices de aprendizaje.

Para Pichon-Rivière el grupo operativo,  en tanto es técnica, da lugar a un espacio privilegiado para el  desarrollo y revisión de las matrices de aprendizaje. Para él el grupo es
“Un conjunto restringido de personas ligadas por constantes de tiempo y espacio y articuladas en su mutua representación interna, que se proponen en forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad. Estas personas interactúan a través de complejos mecanismos de adjudicación y asunción de roles.” El mismo estima que si bien tal revisión puede provocar una intensa  movilización emocional, también encontrará en el grupo contención, elaboración lo cual posibilitará redimensionar y resignificar nuestra condición de sujetos del conocimiento. A mi entender, vale la pena.

Fuente Enfoques y Perspectivas en Psicología Social Ana P de Quiroga