Por Ernesto Picco |
Editor revista Trazos / Becario Conicet – Unse / Docente Ucse ernesto_picco20@hotmail.com |
Lo que podría confundirse con una calculada estrategia de marketing, no es más que producto de la casualidad: Carlos Juárez murió el 1 de julio de 2010, y menos de dos meses después, el 6 de septiembre, el equipo Política y Ciudadanía en Santiago del Estero, presentó en la Unse El protector ilustre y su régimen: redes políticas y protesta en el ocaso del juarismo”. Este trabajo compilado por María Isabel Silveti es un profundo texto de más de 200 páginas que vino a reflexionar sobre la matriz política del PJ-juarista y las manifestaciones que incidieron en el fin de su hegemonía política, cuando del viejo caudillo hacía ya un par de años que no se hablaba como antes. Su muerte biológica y la aparición del libro coincidieron en un momento en que se volvió a poner sobre el tapete una parte fundamental de la historia y la cultura política santiagueña.
No quisiera redundar en estas líneas volviendo sobre el contenido del libro, más bien desearía remarcar el lugar que el libro viene a ocupar en su contexto histórico, político y cultural. En este sentido, hay que empezar advirtiendo que la literatura sobre Juárez y sobre el juarismo es escasa y se ha producido en su gran mayoría en los últimos seis o siete años. Primero por la crónica periodística y más tarde por la investigación académica. En el futuro, quien quiera recurrir a los archivos periodísticos para conocer el registro histórico sobre Juárez y el juarismo se podrá encontrar con una visión cambiante del político y su contexto. Esto, porque los medios gráficos santiagueños han oscilado entre la alianza y el enfrentamiento con el caudillo. Durante las décadas del 70 y 80, el diario El Liberal se ubicó editorialmente cerca del juarismo. La relación empezó a resquebrajarse a fines de los 80 cuando El Liberal apoyó editorialmente al gobernador – y acérrimo enemigo de Juárez – César Iturre para mantener una relación beneficiosa con el Estado. Al volver Juárez al poder en 1995, la relación fue tensa y osciló entre arreglos por publicidad oficial y enfrentamientos cuando la aparición del Nuevo Diario – que estaba en la calle desde el año 1992 – obligó a Juárez a tener que negociar con dos medios gráficos fuertes por primera vez en su historia como gobernador. La relación con El Liberal continuó deteriorándose hasta que el matutino publicó en el año 2000 las series de bajo el nombre de El Liberal Investiga, poniendo a la luz denuncias y pruebas sobre la red de espionaje que había montado el gobierno de Juárez en Santiago. Este choque le costó a El Liberal un contraataque judicial de Juárez, capitaneado por su esposa Nina Aragonés, con una denuncia multimillonaria contra el diario por otra nota que supuestamente injuriaba a las integrantes de la Rama Femenina. Este embate significó para el diario una serie de embargos y la necesidad estratégica de tener que bajar las armas hasta después de la caída del caudillo. El Nuevo Diario, en tanto, varió en el apoyo y la coexistencia pacífica con Juárez en función de cuestiones vinculadas generalmente al reparto de la publicidad oficial. En sus primeros meses en la calle, a finales de 1992, no contó con el apoyo económico del gobierno y fue crítico con Juárez, hasta que este accedió a otorgarle publicidad del Estado. De esta manera, quien busque conocer e interpretar al juarismo y a Carlos Juárez recurriendo al registro periodístico, se encontrará alternativamente con un tirano, con un estadista, o con un mesías. En cada caso, una imagen producto de los cambiantes climas editoriales determinados por el pulso de los negocios y las alianzas políticas. Imágenes, todas ellas, siempre parciales, siempre distorsionadas. Al momento de la primera muerte de Juárez, al momento de su muerte política, que tuvo lugar con la Intervención Federal de 2004, el juarismo ya estaba en la lupa de la prensa nacional, mientras se sucedían cada viernes las marchas por la Verdad y la Justicia por el Crimen de la Dársena. Ese año en que cayó “la Nina” y con ella el régimen juarista, salieron casi al unísono El reino de los Juárez, de Sergio Carreras, periodista de La Voz del Interior, y Los Juárez, de Alejandra Dandan, Julio Carreras y Silvina Heguy, periodistas de Página 12 la primera, y de Clarín los otros dos. Ambos textos publicados por dos editoriales de alcance nacional, Alianza y Norma respectivamente, sedujeron de inmediato porque venían a satisfacer la demanda de un público de lectores sedientos de conocer detalles de una historia velada, que durante décadas había sido conocida por la siempre limitada experiencia personal, el rumor de café y la mitología política vernácula. Estos dos libros venían a ofrecer un par de relatos nuevos no sólo sobre la historia de los Juárez, sino sobre la historia de los santiagueños. Llegaban para alimentar y un poco también a ordenar la construcción de la identidad política e histórica de Santiago, que de pronto y por primera vez en mucho tiempo se encontraba con su página siguiente en blanco y sin los personajes habituales dispuestos a tomar la posta para empezar a escribir el futuro. Estos dos libros, sin embargo, eran relatos que oscilaban entre la crónica periodística y la novela histórica. El rigor de los datos que ofrecían y sus tempranas interpretaciones, debían por tanto ser leídas con cuidado. La investigación académica empezó a abordar el juarismo de a poco y de manera dispersa. Entre 2004 y 2005 la Universidad Católica de Santiago del Estero financió el proyecto de investigación Cultura política en Santiago del Estero: Discursos y prácticas, dirigido por Ana Teresa Martínez e integrado, entre otros, por Alejandro Auat y Gloria Miguel. Allí se empezó a estudiar el origen del peronismo santiagueño y de la vida política de Carlos Juárez. Algunos resultados de aquel proyecto pudieron verse en el artículo La prehistoria del peronismo en Santiago del Estero: Laborismo, radicalismo y política criolla en las elecciones de 1946, que se publicó en 2007 en el número 15 de la revista Quinto Sol, de la Universidad Nacional de La Pampa. También autores extranjeros estudiaron al juarismo, como es el caso de Edward Gibson, politólogo de la Northwestern University de Chicago, que en el mismo año de 2007 publicó en la revista Desarrollo Económico N° 47 el artículo Control de límites: autoritarismo subnacional en países democráticos, para tomar al régimen juarista de esta convivencia de dos regímenes supuestamente contradictorios en el Estado nacional y el provincial. En tanto, el equipo Política y Ciudadanía en Santiago del Estero venía trabajando desde el año 2000 con proyectos financiados por la SECyT-Unse. En un principio, abordando cuestiones vinculadas a procesos electorales y partidos políticos en la provincia. El protector ilustre… es parte de los resultados del proyecto Acción colectiva, dinámica de partidos políticos y elecciones entre 2003 y 2005, ejecutado entre 2005 y 2007. Presentado en 2010, el libro es producto de varios años de trabajo. El protector ilustre… viene a nutrir la literatura sobre el juarismo de manera contundente: por un lado tiene el rigor, la profundidad y un tiempo de análisis de los que no gozan los libros periodísticos aquí citados, que fueron escritos y publicados en un contexto de oportunidad del mercado editorial; por otra parte, es un producto acabado en formato libro, de mayor accesibilidad y unidad que en el caso de los artículos académicos aquí referidos, que se encuentran dispersos en revistas que, generalmente son sólo accesibles al lector especializado. Y en esa misma línea, este trabajo tiene una tercera virtud: no es un libro escrito por sociólogos para sociólogos. Es decir, no se trata de un libro encriptado, ni cerrado en un lenguaje teórico impenetrable para el lector común. Es un libro riguroso y complejo, pero accesible para cualquier persona que quiera conocer sobre la historia y las prácticas políticas y sociales santiagueñas. La materialización de este trabajo, hay que decirlo, ha sido alentada por dos circunstancias favorables: la hasta aquí inédita libertad para investigar sobre ciertos temas del pasado reciente que se abrió con la caída del juarismo, y el impulso económico de proyectos en las universidades públicas acompañado por la promoción de becarios de investigación. Pero El protector ilustre no sólo se estudia el juarismo, también se anima a investigar las estructuras políticas del nuevo gobierno, es decir, está escrito a caballo entre el pasado y el presente. Ya que aquí hacemos un pantallazo por la literatura sobre el juarismo, vale decir que es algo que, desde otro lugar y con otras herramientas intentaría también Pedro J. Luna en Huellas profundas: la matriz política del posjuarismo en Santiago del Estero, editado por Quipu en 2008. El protector ilustre… analiza un período que se cierra y empieza a entrelazarlo con un período político que se abre en el presente con nuevas características. Los trabajos que se encuentran en este cuaderno son parte de una continuidad en ese sentido. (1) Este texto es un avance de Cuadernos de Investigación/2; N°1 /Año2. 2011. Ed. CICYT-UNSE. Santiago del Estero. Compiladora: María Isabel Silveti (UNSE); ISBN: 978-987-33-0518-4 (en prensa) |