Kadish: un viaje al centro de la memoria. Reflexiones en torno a la última novela de Andrés Rivera

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Por Lucas Daniel Cosci
Profesor Asociado de la cátedra de Introducción a la Filosofía y Filosofía Contemporánea de la carrera de Licenciatura en Psicología, Facultad de Ciencias de la Educación Ucse
lucascosci@latinmail.com

Territorio árido, abisal, la memoria es ese claroscuro a donde un rayo de luz se disipa entre las sombras del olvido. Los relatos se construyen sobre la arena de la memoria y a la vez la memoria se vuelve relato, relato biográfico, relato histórico, relato identitario, torpe balbuceo narrativo que se esfuerza en reconstruir un sí mismo escurridizo. Para Paul Ricoeur la memoria, y su contracara el olvido, constituyen instancias mediadoras entre el tiempo y sus relatos. Las relaciones entre narratividad y temporalidad no son directas. Para evitar el cortocircuito es necesario interponer la mediación de la memoria, como condición del relato y, a la vez, el relato, como articulación de la memoria. Entre nuestra experiencia temporal y el relato que nos narra, se despliegan sus arcas y sus arcanos.(1)

“Santo oficio de la memoria” el acto de escribir, como bien lo dijera Mempo Giardinelli. Oficio que Andrés Rivera lo ejerce con fruición en relatos que le dan eco a voces, remotas o recientes, denodadas voces de un pasado insepulto. El Farmer, La revolución es un sueño eterno, La lenta velocidad del coraje, títulos que dan cuenta de una narrativa que tiene a la memoria por oficio. Salido a la calle en los días de este mes de junio, el último libro de Andrés Rivera es una breve, brevísima novela que intenta una exploración narrativa en las profundidades de la memoria. Su nombre, Kadish, evoca una expresión judía que hace referencia a una oración “en homenaje a las personas que amaron con una intensidad excepcional”.(2)

El texto es un esfuerzo de desarrollar una fenomenología de la memoria en clave narrativa. En lo que sigue nos acercaremos al texto con preguntas que Ricoeur se formula al comienzo de su obra La memoria, la historia, el olvido: (3) ¿de qué hay memoria? ¿de quién es la memoria? Preguntas que este relato de Rivera impensadamente sobrevuela, rodea, explora, sin conceptos ni mediaciones teóricas, apenas rozándolas con el murmullo de la prosa.

¿De qué hay memoria? Ricoeur nos recuerda que Platón había dicho que la memoria es la presencia –mediante un signo, una huella, una imagen- de una cosa ausente. Aristóteles, por su parte, había dicho que la memoria es del pasado. Presencia, ausencia, anterioridad, son rasgos asignados a entidades diferentes que caracterizan a la memoria. Presencia de la imagen, ausencia de aquello que la imagen representa, y anterioridad como lejanía y distancia en el tiempo. Ricoeur dirá que el pasado está presente en la imagen como signo de lo ausente.(4)

El texto de Rivera intenta hacer visible la memoria en su acto de aparición, o los diversos modos de aparición de los recuerdos en el acto de la memoria. Es el acto de irrupción de la presencia de lo ausente temporalmente distante. Hablamos de fenomenología porque el relato hace visible el recuerdo en tanto “fenómeno”. De Husserl en adelante se entiende por “fenómeno” lo que aparece ante la conciencia, lo dado, lo que “aparece” ante nosotros tal como aparece.

No hay densidad narrativa en la trama de Rivera. Hay un puñado de personajes, Arturo Reedson principalmente, que recuerdan, solo recuerdan… En todo caso hay un puñado de personajes cuyos recuerdos los toman por asalto, cuyos recuerdos les capturan el discurso. El relato es fragmentario, discontinuo, ruptural, sin secuencia temporal ni lógica. En una vuelta de página se salta de los años treinta a la década del setenta. El narrador levanta una superposición de voces oblicuas, voces que rememoran ante sí y ante los otros una desordenada secuencia de recuerdos, que tienen que ver con una historia común. Pero esos recuerdos son simples apariciones, espontáneas, abruptas apariciones, antes y más allá de nuestros juicios. Es el acto puro de la representación del pasado, sin valoraciones, sin mediaciones categoriales ni interpretativas. Es el esfuerzo de sorprender a la memoria en el acto mismo de su irrupción en el presente, con sus presencias, sus ausencias y sus distanciamientos temporales. Pero la memoria que irrumpe en el relato es memoria de un pasado compartido, es memoria que a la vez construye la subjetividad del personaje y nos construye como sujeto colectivo. El relato construye narrativamente un sujeto doble: El personaje (los personajes) y el sujeto que somos como comunidad histórica. Es la memoria sometida a la concordancia discordante del relato, que sedimenta las bases de una identidad narrativa.(5) Por eso declara Arturo Reedson: “Cosa extraña, la memoria. /Poblada, la memoria, de lugares comunes”. Lugares comunes, puntos de convergencia de rememoraciones divergentes, apariciones de un pasado compartido que, de uno u otro modo, nos constituye narrativamente: Buenos Aires de los años treinta, el asesinato de un almirante una noche de 1978, la militancia en Sitrac, Roberto Santucho y el ERP, los avatares de un soldado judío en la primera compañía de Abastecimiento en 1948, durante la presidencia de Perón, la insoslayable figura de Perón, la intimidad de un coronel que participa de las torturas a los militantes montoneros en una cárcel cercana a Plaza de Mayo, el romance y la muerte en manos de un grupo de tareas de Piri, la nieta de Leopoldo Lugones, “la nieta de un poeta y la hija de un torturador”, y la muerte de Jorge Julio López, entre otros recuerdos.

El relato de Rivera nos instala frente a un problema cuya resolución está fuera sus posibilidades narrativas, que es la cuestión del sujeto de la memoria. Lugares comunes, recuerdos compartidos, entonces ¿de quién es la memoria? Porque Rivera parece narrar una memoria cuyo sujeto de atribución es un nosotros, es una memoria colectiva, no solo en el sentido del discutible concepto de Maurice Halbwachs, sino que, como lo hace ver Ricoeur: además de la autodesignación en ella del propio sujeto, somos habilitados sobre la base de la palabra de los otros, y de otros signos que verbalizamos, a atribuir la memoria de otros a nosotros mismos.(6) “Y es sobre esta base de aquella atribución de derecho del colectivo que nosotros tenemos el derecho de hablar de memoria colectiva”.(7).Hablamos de memoria colectiva porque nuestras memorias se entrecruzan, se entretejen, y puede, llegado el caso, configurar relatos cruzados. Los sucesos y momentos relatados por Rivera a través de la rememoración de sus personajes, no tienen el carácter de recuerdos individuales. Desde el punto de vista de la memoria individual, solo pertenecen a sus protagonistas. Pero todos hemos conocido los relatos que los narran, hemos entrecruzado memorias, y los reconocemos como parte de un pasado común.

Por último, nos preguntamos ¿puede acaso esta novela ser interpretada como un “trabajo de la memoria” en el sentido que Ricoeur propone como un “comprender sin el despecho de condenar ni de alabar”? (8) Solo tenemos derecho a plantearnos como pregunta. Son los lectores quienes sabrán hacer una lectura en el sentido de “le bon usage des blessures de la mémoire” (9) en contra del olvido y de la repetición nostálgica, u otras posibles. El autor solo nos invita a un viaje. Nosotros, los viajeros, estamos llamados a dar cuenta de ese itinerario.

Escrito en una prosa impecable, Kadish es un relato breve y lacónico, turbio, discontinuo que nos arrastra en un viaje hacia ese territorio árido y oscuro, un viaje al centro de la memoria.

Notas

1- Ricoeur, Paul, Tiempo y Narración, Volumen III, El tiempo narrado. Siglo XXI editores, Trad. del Francés Agustín Neira, México, 2009.
2- Rivera, Andres, Kadish, Seix Barral, Buenos aires, 2011.
3- Ricoeur, Paul, La memoria, la historia y el olvido, Fondo de Cultura Económica, México, Trad. del Francés Agustín Neira, 2008.
4- Paul Ricoeur, Entre la mémoire et l’histoire en Tr@nsit online, Nr. 22/2002, descargado el 20 de junio de 2011 de:
http://archiv.iwm.at/index.php?option=com_content&task=view&id=283&Itemid=461
5- Ricoeur, Paul, Tiempo y Narración, op.cit, pags. 996 s.s.
6- Paul Ricoeur, Entre la mémoire et l’histoire, op. Cit.
7- Ibidem.
8- Ibidem.
9- Paul Ricoeur, Le bon usage des blessures de la mémoire, descargado el 12 de junio de 2011 en http://www.fondsricoeur.fr/photo/Temoins.pdf