Preguntas y reflexiones sobre la responsabilidad de los medios santiagueños. Las imágenes de la violencia

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Por Alicia A. Chavez
Docente UCSE. Integrante del Nodo Audiovisual y tecnológico de la UNSE. Realizadora audiovisual – aliciaachavez@gmail.com

En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad
hay Cadáveres

(Néstor Perloguer)

¿Cuantas veces en la vida la personas tenemos la posibilidad ver cadáveres? Digamos, una persona que no trabaja, necesariamente en el ámbito de la salud o en la policía por ejemplo, donde las posibilidades aumentan sustancialmente, ¿Cuántas veces? Y quienes tenemos menos de 50 años, cuando el porcentaje de fallecimiento de amigos y familiares es mínimo, ¿qué posibilidades? En el cine posiblemente… pero, si tenemos en cuenta que la gran mayoría de la producción cinematográfica mundial es de ficciones, ya sabemos que esos muertos son de mentira, que es puro efecto especial. Entonces, nos queda la televisión. Con la llegada de los canales de 24 hs. de noticias, las posibilidades han aumentado bastante. Sin embargo, es importante recordar que, la posibilidad de mostrar un cuerpo sin vida, muchas veces se reducía a la imagen, no menos traumática, de una parte del cuerpo saliendo por fuera de la manta, cartón, diario, plástico o lo que sea con que la policía lo hubiera cubierto antes de la llegada de camarógrafos y fotógrafos; y por lo general, desde lejos ya que se vallaban los escenarios de crímenes o accidentes.

Con respecto a esto, dos referencias más. En primer lugar, en 2014 se estrenó la película “Nigthcrawler”, traducida como “primicia mortal”, pero que literalmente significaría algo parecido a “rastreador nocturno”, cuando rastreador puede aplicarse tanto a buscadores de internet como a animales de rapiña o insectos. El filme cuenta la historia de un delincuente de poca monta que tras presenciar casualmente un accidente y la llegada de productoras independientes que registran el acontecimiento, comienza a dedicarse a la misma actividad. Interfiere una radio de policía y así logra saber dónde se producen accidentes de tránsito o hechos delictivos con víctimas. Registra el hecho y durante las mañanas se dedica a vender su producto a los noticieros. No resulta casual que quien se dedica a tan deleznable tarea sea un personaje al cual, desde el principio de la cinta se lo retrata como inescrupuloso.

Por otro lado,  a partir de 2010, con la reglamentación de la ley de servicios de comunicación audiovisual, la emisión de imágenes que pueden dañar la sensibilidad de personas, se ha visto controlada y disminuida, gracias a la presión constante de los organismos oficiales que se ocupan del tema, sea Afsca o Defensoría del Público.
Sin embargo, esta situación tiene una pata floja, y es la que corresponde a la prensa gráfica.

El diario en papel y el acceso a la información: la modernidad que demora.

En Septiembre de 2014, el portal DiarioSobreDiario publicó una investigación en la que se daba a conocer que la región norte de Argentina era la única donde la venta del diario impreso seguía creciendo, en comparación con 2004. Según estos datos, El Liberal(1), diario histórico de Santiago del Estero con más de 110 años de permanencia, tenía, en junio de 2014 una venta promedio de 21.470 ejemplares de lunes a domingos. Si actualmente se chequea el portal del Instituto Verificador de Circulaciones, al que EL está adherido desde 1958, es posible saber que en Mayo de 2015 el diario vendió un promedio de 21.051 ejemplares por semana.

Si consideramos que en Santiago existen, según el último censo nacional, 267.447(2) viviendas en las que viven 3,35 personas, un simple cálculo nos permite inferir con cierta cercanía que aproximadamente un 8% de la población santiagueña accede a la versión impresa del diario El Liberal. Este número resulta sumamente cuestionable ya que muchos de los lugares donde se compra el diario son comercios, bares y lugares de paso en donde las personas se dedican a “hojearlo” mientras realizan alguna otra actividad. Sin embargo nos sirve, al menos, como piso de consideración.Recordemos también que en Santiago existe otro medio gráfico, el Nuevo Diario, el que supera en tirada a EL desde hace varios años, posiblemente a su menor precio.

Por otro lado, en Febrero de este 2015, el Indec dio a conocer las cifras de penetración del servicio de internet por banda ancha según la cantidad de hogares y Santiago del Estero resultó la provincia con la mínima: 0,064 por habitante. Es más, entre Septiembre de 2014 y 2013, la conectividad de los hogares santiagueños disminuyó. Sin embargo, un dato que no podemos dejar de tener en cuenta es el acceso a internet en instituciones y en teléfonos móviles. Muchas personas acceden a las páginas web, es decir a los portales de noticias y redes sociales desde sus teléfonos celulares y en sus trabajos.

Ahora, y siguiendo un pensamiento que tiene mucho de sentido común, podemos suponer que las versiones en papel del diario es comprada por quienes menos acceso tienen a las nuevas tecnologías, entiéndase, adultos; mientras que quienes acceden a la información a través de dispositivos móviles o PCs son los más jóvenes.

Entonces, es posible comenzar a preguntarnos por la rutina de acceso a la información de noticias que hacen los santiagueños que leen el diario, sea en sus versiones digitales o impresas. ¿Cuándo se lee el diario? Haciendo uso de la propia experiencia podría decirse “por la mañana”, más específicamente, “durante el desayuno”, o casi simultáneamente. Para quienes trabajamos en la administración pública, o en un régimen comercial (los dos grandes sectores empleadores de la provincia), leer el diario es una actividad que prácticamente marca el inicio del día. Se entiende que es la manera de obtener una especie de brújula de las actividades por venir.

De hecho, en nuestra provincia, los programas radiales de las mañanas, que inician a las 6 a.m. se dedican principalmente a leer los titulares y notas de los diarios. Además de ello, los noticieros y resto de los programas, tanto televisivos como radiales, esperan las noticias de los diarios, para armar sus agendas de producción de información.

De la manera que fuere, hay un porcentaje nada despreciable de la población santiagueña, especialmente de quienes viven en las ciudades y tienen competencias básicas de acceso a la información (saber leer y escribir y navegar por internet)  que el pasado martes 14 de julio tuvo acceso, durante las primeras horas de su día, a la fotografía de una mujer muerta, víctima de un femicidio.

Decisiones: Formación e información

En otras oportunidades, la exposición que los medios de comunicación hicieron de fotografías de situaciones penosas en las portadas de sus diarios fue criticada en diferentes espacios por considerársela una estrategia para apelar a la curiosidad de los potenciales compradores. Entonces, en esta oportunidad, EL hizo gala deun nueva manera de presentar la noticia, que podría entenderse como no-violenta o no-morbosa, pero no por ello, menos tentadora.

En recuadro negro, la noticia principal hace referencia a este femicidio. El título no está en blanco, sino que para mayor contraste su utilizó el amarillo, mientras que el blanco se dejó para el escueto desarrollo de la noticia. Hay que destacar que efectivamente el medio, en el antetítulo utiliza la palabra “Femicidio”. Eso sí, junto al adjetivo “nuevo” y al verbo “sacude”. Abajo la foto principal muestra dos policías trasladando el cuerpo envuelto ya una bolsa de plástico. Debido a la importancia del hecho, abajo hay otra fotografía, esta vez más pequeña que muestra a unos policías saliendo de la casa donde sucedió el crimen. A izquierda, todo en mayúsculas y bajo el título “Análisis de la noticia” (sic) en amarillonuevamente, se anunciaba que había que mostrar “estas fotos” para “decirle basta la barbarie contra la mujer”.

Por su parte, en la página web, cuando se ingresaba a la noticia, el enlace que permitía acceder a la fotografía en colores llevaba el mismo título. En la versión impresa la fotografía estaba en blanco y negro. Ambas decisiones pueden considerarse como una manera de preservar la sensibilidad de los lectores advirtiendo y anunciando que, en caso de decidir ver las fotos, estas le dolerán, dejándole la responsabilidad de consumir o no tal información.

Bien sabemos que una de las trampas semánticas de la expresión “medios de comunicación masiva” o “mass media” es que la tal comunicación como intercambio, se da a niveles ínfimos. En el caso de la TV, el diario, el cine o la radio, se trata más bien de empresas que informan. La posibilidad de los lectores, público o audiencia de responder o interactuar con esa información es más bien mínima. Asimismo, las investigaciones sobre los efectos e influencia de los medios de comunicación han concluido en que la manera en que estos llegan al público y son interpretados, es mucho más sutil y diversa de lo que hubieran deseado los primeros empresarios mediáticos.

Pero, regresemos al caso que nos ocupa. Estábamos en que EL le deja al lector la responsabilidad de decidir ver la foto (porque se trataba de una sola), a pesar que su intención explicita es la de evidenciar un problema que involucra a bárbaros.

¿Dónde queda, entonces, la responsabilidad del medio en un caso como este? En primer lugar, es necesario hablar de la manera en que EL se hizo de la fotografía de la víctima. Precisamente unos pocos días antes el periodista Luis Ventura, junto a otros colegas y dos policías fueron procesados por haber comercializado las fotografías de la modelo Jazmín De Gracia fallecida. Las mismas fueron tomadas por un policía, vendidas a Ventura y luego publicadas en el diario Crónica. El fallo del juez juan Ramos Padilla hace referencia al código de ética del Foro de Periodistas Argentinos (Fopea) al mencionar que las fotografías son morbosas, innecesarias y de mal gusto y que afectaron el ámbito privado e íntimo de la víctima y su familia. Esta información fue publicada en el mismo EL, el 03 de julio. Entonces, ¿Cómo llegó la fotografía a la mesa de decisiones de EL? Es necesario mencionar que el femicidio ocurrió en el interior de una vivienda por lo que las fotos del hecho no podrían nunca ser públicas.

Con respecto al código de ética de Fopea, ¿el diario no lo conoce? Resultaría más que negligente pensar que periodistas que forman parte de esta organización desconozcan sus propias recomendaciones éticas. ¿Es suficiente responsabilidad del medio advertir al usuario sobre el tenor de las imágenes? ¿No existe un nivel más profundo de reflexión sobre los efectos que podría tener la información, y no ya sobre los lectores, sino también sobre quienes son sus protagonistas? Al hacer una relectura de la frase de tapa “estas fotos hay que mostrarlas” puede verse como el medio se identifica con la obligación de informar sobre el resultado de un hecho de violencia como si el relato del mismo y la consecuencia de una mujer muerta y nueve hijos huérfanos no hubiera sido suficiente. Agregando a ello que el cuerpo de la noticia informa el domicilio exacto donde ocurrió el asesinato, el nombre completo de la víctima, la cantidad de hijos que tenía y una supuesta dedicación a la prostitución, por si hacían falta más datos para que la gente pueda identificar a quienes han atravesado tan trágico acontecimiento.

Por otro lado, y sabiendo que existen múltiples recomendaciones para el tratamiento de información sobre violencia de género, en ninguna parte se haya publicado el teléfono de la línea gratuita de atención a las víctimas que es el 144. ¿Si el medio se siente en la obligación de mostrar fotos de un cuerpo lastimado y muerto, no se siente con la responsabilidad de prevenir futuros casos? ¿Cuáles son los aspectos que abarca la responsabilidad de un medio?

Y el cuerpo asesinado, ¿qué nos dice? ¿Cuál es el mensaje que transmite semejante imagen? ¿Qué interpretación puede hacer una mujer víctima de violencia que lee el diario o entra a internet en su trabajo o en su casa? ¿Qué lectura puede hacer de eso un hombre golpeador? ¿Qué lectura puede hacer un adolescente que hoy en día le rompe el celular a la novia porque ella no quiere mostrarle los mensajes? ¿Cuántas cosas diferentes podemos leer quienes tenemos la suerte de saber leer y escribir y quienes no lo saben?Porque hay que decirlo, la violencia es una forma de comportamiento que está tan instalada en la sociedad como leer el diario por las mañanas, y quien maltrata, insulta, golpea o asesina no es un monstruo, ni una bestia, ni un animal como gustan los medios de llamar a los asesinos. Sino que se trata de hombres y mujeres que han aprendido que el control, la reprimenda, el golpe, etc. Etc. Es la manera en que se solucionan los conflictos.
Inclusive, hace pocos años el Estado nacional ha sancionado la ley 26.485 donde se define la violencia simbólica (de la cual la mediática sería una expresión) como “aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, o discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.” ¿Los medios locales y quienes trabajan en ellos desconocen esta información?

No es muy lejano el recorrido que hay que hacer para llegar a ella. Las recomendaciones para el tratamiento de las noticias sobre violencia de género y violencia doméstica gozan de total popularidad en muchísimos portales de internet, portales a los cuales quienes trabajan en los medios de comunicación locales tienen fácil acceso, ya que estas empresas están incluidas en el escueto 0,064 de la población con acceso a banda ancha de la provincia.

Para cerrar, un párrafo en referencia a las reacciones que generó esta publicación. En primer lugar, la del medio gráfico competidor, el Nuevo Diario de Santiago del Estero, quien desde su portada del 15 de julio hizo referencia, por un lado, a las críticas que surgieron en las redes sociales, y por el otro, a la investigación que el fiscal de la causa estaba iniciando para saber cómo había llegado la foto a manos de los editores de EL, mientras que en la misma página publicaba foto de espaldas (en un claro intento por no exponer al niño) de uno de los hijos de la víctima y una frase que resumía la traumática situación por la que había pasado.

En segundo lugar, la expresión casi simultánea de coherente de cientos se santiagueños individuales que sí, desde su lugar en las redes sociales manifestaron su desprecio y bronca ante la publicación. Una bronca multiplicada, porque ya no solo ante la noticia de una nueva muerte que viene q sumar el triste porcentaje de mujeres que pierden su vida a manos de hombres, sino encima, por el tratamiento re-victimizador que un medio de comunicación le da al caso.

Es necesario que las muchas quejas que se han levantado en ese entonces, lleguen a los oídos de quienes planifican y producen las noticias de cada día, para que se actualice la pregunta sobre ¿Cuál es la función de los medios?

 

(1)De aquí en adelante EL

(2) Fuente: www.censo2010.indec.gob.ar