Por Omar Layús Ruiz |
Docente UCSE – omarlayus@hotmail.com |
Apenas pasaron unos cuantos días del último acto eleccionario en el que la voluntad de los argentinos terminó de sellar el cómodo margen que la ahora reelecta presidenta Cristina Fernández de Kirchner había recaudado por sobre los demás candidatos en las Elecciones Primarias del pasado 14 de agosto; y todavía resuena resquebrajado otro nuevo e infame capítulo de los males que acarrea la futbolización de la cultura de nuestro país. Minutos después del cierre de las votaciones y ante la inminente victoria electoral de la presidenta, el canal de cable CN23, propiedad del vicepresidente ejecutivo del Grupo Veintitrés, que edita la revista Veintitrés y los diarios El Argentino y Tiempo ArgentinoSergio Szpolski, puso en su pantalla a modo de zócalo de videograph, la ya mítica frase propinada por el icono cultural Diego Armando Maradona al periodista Juan Carlos “Toti”Pasman luego de la agónica clasificación del seleccionado argentino de fútbol -en ese entonces dirigido técnicamente por El Diez- al Mundial de Sudáfrica del año pasado: La tenés adentro. A partir de ese momento la frase ha sido adosada a cualquiera de los contextos y causas posibles, dando nombre a célebres ocurrencias en las redes sociales como Facebook, siendoTrending Topic en Twitter; y sin que el campo político se le escape, esgrimido por las jóvenes agrupaciones militantes y seguidores relacionados al oficialismo nacional, encargado de administrar las instituciones del Estado que, como agente hegémonico de construcción de sentido, bien sabe apropiar a estos iconos o personalidades, haciéndolos hablar / ser / pensar en nombre de “lo argentino”; y quién más argentino que Maradona, emblema de la ética y la estética nacional y popular, y voz autorizada para emitir sentencias en las que “la voz del pueblo” interpela. El “La tenés adentro” de Maradona cobra sentido en la lógica del discurso futbolero, de tribuna. El discurso del fútbol, o mejor dicho, futbolizado, al igual que -por ejemplo- el discurso rockero, exacerba su condición retórica masculinizante. Alabarces define comomasculinización al conjunto de retóricas que, de la mano de la extensión de lo que el autor bautizó como la cultura del aguante , se enseñorean del campo de las culturas juveniles en su conjunto. El autor señala que todas las polaridades (por qué no incluir a laretórica tribunera de tales agrupaciones) pasarán a organizarse, respetando la retórica aguantadora , con la metáfora de la penetración homosexual. No generaría, entonces, sorpresa alguna que la tribuna oficialistahaya empleado la frase del astro del fútbol para remitirse a la confrontación entre las hegemonías mediáticas y del Estado, ó la oposición al gobierno, entre otras. Sí alcanza trascendencia que un canal de televisión, con la responsabilidad formativa e informativa que representa, simpatizante del oficialismo nacional, haya incluido en su transmisión un zócalo generado para mofarse de los otros y sus seguidores: derrotados, vencidos, diezmados, construidos como el enemigo en lugar de el adversario; propio de otra lógica -la del fútbol-, en la que un equipo vence al otro y la victoria no es sinónimo de triunfo deportivo o estadístico, sino motivo de chanza para con el vencido. Es probable que en la lógica de la arena política hechos como este puedan sonar humorísticos, chistosos o de color, sin embargo han generado incomodidades y dividido las aguas entre los adeptos al kirchnerismo. En el cruce de opiniones, el histórico referente de la comunidad LGTB (siglas que designan colectivamente a lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero), Alex Freire afirma que la frase “no es homofóbica, es directamente machista”. Soledad Vallejos, periodista en Página/12 y feminista señala que: “por un lado se entiende al sexo como un sometimiento más del ejercicio del poder, no como algo compartido, y lo que busca es cumplir con un acto en tanto humillación. Por otro lado, confunde todo, usa un código de macho homofóbico de barrio. La violación es violación, con componentes misóginos o no; un hombre puede violar a un hombre o a una mujer, y eso no importa, lo que importa es el ejercicio de poder” Por otro lado, el propio Alabarces opina: “No me asombra, pero sí me disgusta y me preocupa.(…) El lenguaje del aguante hace rato que viene atravesando la cultura política argentina y, en este caso, toman en particular la frase de Maradona, transformado en nuevo ídolo plebeyo, una vez más. Y entonces, la metáfora de Maradona, se transfiere al lenguaje político y está apareciendo en el Canal CN23 y está apareciendo a raudales en Facebook (…) Si lo dicen mis colegas futboleros, es una barrabasada, pero tiene una lógica. Si lo dicen mis colegas kirchneristas mujeres, sigue siendo una barrabasada y es una contradicción, pero también tiene una lógica o, al menos, se despliega por zonas de la conversación cotidiana. Cuando aparece en un medio de comunicación, la cosa es más preocupante porque si vos sexualizás, o genitalizás el lenguaje político, después de eso no te queda nada; el paso siguiente es que suprimen las elecciones y se reemplazan por medir el miembro viril de los candidatos (…)”. Cultura popular, identidades, juventudes, las batallas por el quiénes somos, Maradona como el eslabón perdido de la genoteca argentina, hegemonías cruzadas, responsabilidad mediática, estafa ideológica, son algunas de las aristas que decantan en un hecho que preocupa, no por la falta de sentido del humor, ni por formar parte del “nosotros” o del “los otros”, sino por la superficialidad del asombro y la necesidad del debate. Nos queda el debate. Biblografía y textos consultados Alabarces, Pablo; Salerno D.; Silba M. y Spataro C. “Música popular y resistencia: los significados del rock y la cumbia” en Alabarces, Pablo y Rodríguez, Graciela (Comps.) Resistencias y Mediaciones. Buenos Aires: Paidós, 2008. http://www.plazademayo.com/2011/10/la-tienen-adentro/ |